martes, 23 de noviembre de 2010

who cares?

¿Qué encontraste en mis pupila?
¿Qué buscaste en mi mirada?
¿Acaso recuerdas el marrón de mis ojos?
Yo he olvidado los tuyos.

¿Recuerdas mi voz o recuerdas mi risa?
Palabras,
frases,
los papeles que interpretamos el uno para el otro.

Los silencios cuando conseguía callar a tu lado.

Ha pasado demasiado tiempo,
nos hicimos demasiado daño.

so long and goodbye, E.C.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Time is running out of control

Sabes que no volverás a amar así.
No volverás a conocer otro amor como este.
No volverás a enamorarte loca, ciegamente. Para siempre.

Nunca tu sangre volverá a hervir de esta forma.
Las mariposas volarán en la búsqueda de otro estómago.

No volverás a abrazar así,
a besar así.

No volverás a lanzarte al vacío con los ojos cerrados
a no pensar en las consecuencias de tus actos.

No volverás a entregar cada vena, cada arteria y cada gota de sangre de tu corazón, después de saber lo que es tener que recoger cada uno de los pedazos.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Still shining

La primera habitación que te dieron daba al aparcamiento. Cuando mamá y yo llegábamos en coche podía contar ventanas y saber exactamente detrás de cual estabas esperando.

Olor a nada en los pasillos, caras de angustia o resignación en los ascensores, enfermeras y sus sonrisas vacías, tratando de consolar el irremediable desconsuelo. Comida sin sal, insípida, intragable, cuando aún podías levantar tus manos temblando para llevártela a la boca. Cuando, aún con pasos vacilantes, caminabas a mi lado por claustrofóbicos pasillos brillando a la luz de los fluorescentes.
Todas aquellas cosas que no sabía de tí y odié descubrir entre aquellas paredes. Algunas que no sabías tú y nunca te contarán.

La primera habitación que te dieron tenía algo de luz y dos camas. Por la de al lado de la ventana pasaron quienes te acompañaban durante nuestras ausencias. Los que se fueron de vuelta a casa, los que no volverán a ir a ningún lugar.

La ventana de la segunda habitación daba al otro ala del edificio. Sus paredes habían visto contados rayos de sol y solo una lámpara parpadeante daba algo de claridad. Solo una cama, un sofá extraño y dos sillas que parecían fuera de lugar. La cama situada en el centro, con el sofá al lado y las sillas pegadas a la pared daba la sensación de una habitación mucho más grande, mucho más vacía. Y tú tumbada en la cama, rodeada de máquinas, conectada a cables como si fuesen cuerdas que te ataban a este mundo, que te ataban a nosotros.

Cuando ella empezó a pasar noches enteras en ese sillón, una llamada a las 11 de la noche, pasos subiendo la escalera y no me hicieron falta palabras para entenderlo.

Falta de fuerzas para mantenerse en pie, para mantenerse entera, contener los sollozos y llorar en silecio. Para gritarles que se fueran todos. Para arrancarte de aquella caja y abrazarte otra vez, como tantas veces antes. Para darte todo el calor que me diste y que ahora te faltaba.

Gracias y adiós, una vez más.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Pulmonías

La lluvia no quería mojarte.
Las gotas buscaban abrazarte.
Buscaban perderse en tu pelo, bajar por tu cara, posarse en tus párpados, caer a tus labios.

Camina. Camina despacio, que el agua cale hasta tus huesos.
Ríe. Ríe a carcajadas, mirando al cielo, hasta que las gotas bajen por tu garganta.
Grita. Grita a las nubes que quieres más, que nunca llueve suficiente.
Salta. Salta sobre tu cara reflejada en los charcos, salpicándome.

Y cuando estés suficientemente empapado como para que todos crean que no hemos paseado, que nos hemos bañado en el puerto, entonces vienes y me abrazas.

Vienes y me abrazas mientras siga lloviendo.
Me abrazas hasta que se les acaben a las nubes las fuerzas o las ganas.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Perdona dulce y amarga manzana.

Nunca fui quien de exigirte porqués
de pedirte razones,
sólo buceé como siempre en tus ojos marrones,
en los hoyuelos de tu sonrisa anegados en lágrimas
en las comisuras de tus labios, balbuceando mentiras
suplicándote a gritos una de aquellas sonrisas.

Maté tus besos con palabras,
tus versos con palabras,
palabras huecas,
llanas.

Obcecada en odiarme,
olvide creerte al decirme que me querías.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Light up!

Levanta la cabeza, sécate los ojos, ponte en pie.

Sal de tu habitación sin ventanas, deja a tus pulmones robar algo de oxígeno al mundo. Algo más allá del aire viciado de tus cuatro paredes.

Levanta la cabeza.

Encara al mundo de una puta vez.

Sécate los ojos.

No puedes convertir tus lágrimas en su tema de conversación de hoy. Ni aún sabiendo que mañana lo habrían olvidado.

Ponte en pie.

Y abrígate.

Este Noviembre vuelve a ser frío.