domingo, 21 de marzo de 2010

Tiempo

Se me hizo tarde entre sus brazos. Miré el reloj y supliqué a las manecillas tan solo 5 minutos más a su lado. Pero el tiempo pasa sin que nadie pueda evitarlo. Se me hizo tarde entre sus labios. Y tal vez sea su voz o fuesen solo su risa pero necesitaba quedarme a su lado. Y el segundero avanzaba cada vez más rápido. Estoy segura de que se burlaba de mi. Se reía de las lágrimas que asomaban por mis ojos de solo pensar en alejarme. Una vez más.
En aquellos días aún me mirabas como si me quisieses. Y yo te miraba segura de que nunca mentirías.
El tiempo era de los tres quien sabía lo que hacía.

martes, 16 de marzo de 2010

mar

Nos sentamos en un banco y hablamos. Hablamos de todo lo que os podáis imaginar y de lo que no, también. Comimos pipas, pipas en cantidades industriales, sentados en el respaldo del banco y tirando las cáscaras en el asiento. Como debe ser. Y tantas comimos que cuando se acercó a mi y me besó, sus labios sabían a sal.
Sabían a mar.
Y cerré los ojos y pude escuchar el canto de las gaviotas. Las olas acariciando la arena.
A día de hoy Facundo aún me recuerda a ti.

domingo, 14 de marzo de 2010

Pequeño

Entré en el bosque, me quité los zapatos y los tiré lejos.
Caminé.
Despacio.
La lluvia había mojado la tierra y la había hecho barro.
Ahora ese barro se colaba entre mis dedos.
Noté pequeñas ramas que se partían al pisarlas.
Me paré en medio de los árboles.
Trocitos de azul entre sus ramas, ni una nube.
Una hormiga me subía por la pierna.
Las uñas de mis pies ya no eran tan rojas, pintauñas de los chinos.

Decenas de pequeñas heridas en la planta de mis pies,
en las puntas de mis dedos.

¿Qué importa caminar sólo,
si quiénes queremos que caminen a nuestro lado
tratan de empujarnos al barro?

Ahora ya no me importa alejarme.

jueves, 11 de marzo de 2010

Freak

-Eres distinta.
-¿Distinta a qué?
-Distinta al resto.
-Rara. A eso se le llama ser rara.
-Me gusta que lo seas.

Le miró de arriba abajo. De abajo arriba.

-No sé si me gusta que te guste.

lunes, 8 de marzo de 2010

Ni puta gracia.

-Podría matarte, solo necesitaría unos segundos. Por mucho que gritases la ayuda no llegaría a tiempo, poniéndonos en el caso de que alguien te escuchase.
-Adelante.
-¿Adelante?
-No me queda nada que perder. No hay nada que pueda ganar.

Tiró el cuchillo al suelo, se dio la vuelta y se alejó gritando.

-¡Así ni tiene gracia!