miércoles, 30 de marzo de 2011

Bésame.

Bésame, boca bonita.
Pega a mis labios torpes tu sonrisa.
Dime que me quieres.

Nueve puntadas en el centro de mi corazón,
curaste cualquier herida.
Dime que todo es verdad.

Bésame, boca bonita,
bésame.

crazy

Cómo te quiero los días que te quiero.
Cuando eres silencio abrazado a mis oídos
y eres luz pegada a mi retina
y eres cada gota de sangre,
y pensamiento.
Cuánto te quiero.
Cuánto te quiero esos días que te quiero.

Cuando de repente saltas de este caos de recuerdos,
como un resorte.
Cuánto te quiero.
Cuando mi cabeza quiere que te quiera
y esta memoria que los más de los días brilla por su ausencia
me recuerda que es día de quererte.

Hay días que no te quiero.
Que no te amo,
que no te pienso,
que no te siento.

Los días de no quererte,
son los días que más te quiero.

jueves, 10 de marzo de 2011

Dancing away from pain

Supongo que lo peor es cuando te das cuenta de que el mundo sigue girando. Que no ha parado ni un solo segundo del tiempo que llevas en esa nada estática. Que el tiempo ha pasado, por ti como por el resto del mundo y el oxígeno ha hecho estragos en la juventud de todos. Que estás en los huesos, te consumen las ojeras y hueles mal, joder tía, apestas.
Supongo que lo siguiente es darte cuenta de que si el mundo sigue dando vueltas, tú tienes que dar vueltas a su compás. Como ellos marquen, como ellos digan. Que no van a parar de seguir, seguir, seguir, por mucho que te falte aire y te sobren lágrimas. Puedes parar, seguirán arrastrándote, golpeándote, magullándote. Y gritándote que eres una cobarde. Y tú sabes que no eres una cobarde. Eres un desastre y en ese desastre que eres se han perdido tus ganas. Tus ganas de reir, de querer, de moverte, de respirar... Y busques donde busques no están. Hasta que olvides que las tuviste y sigas girando y girando y girando sin encontrar la forma de encajar tus movimientos al ruido de las bocinas de coche y los gritos sin sentido de la gente y los que ni entran en la categoría de personas.

Pero llegará. Él llegará, te encontrará las ganas, te dirá donde están y te agarrará por la cintura. Los claxons y los gritos cobrarán sentido y entonces es cuando empieza el waltz.
Solo déjate llevar.