lunes, 30 de noviembre de 2009

Dijiste.

Dijiste que solo las estrellas brillaban con luz propia,
no tienes ni idea de como brillaban sus ojos en aquel momento,
podría haber cerrado los párpados y aun así la hubiese sentido brillar.
Pero no cerré los ojos,
no podía parar de mirarle.
Ha pasado tanto tiempo,
han pasado tantas cosas.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Big Bang

Tenía todas las estrellas del firmamento en la pupila. Tenía la luna en cada poro de su piel. Brillaba el sol en toda su sonrisa. Las olas del mar chocaban en su risa. El sonido de las hojas de los árboles, mecidas por el viento, se atisbaba entre las palabras que pronunciaba. En su pelo se enredaba la brisa.
Cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día... Se le hacían demasiado largos. Trataba de ver a su alrededor, intentaba gritar. Pero no había nadie que escuchase. No había nada.
Y pasaron años, pasaron siglos.
Y lloró. Sin saber porque. Y sus lágrimas formaron todos los océanos.
Y un día no pudo mas. En un estallido de rabia, las estrellas de sus ojos, la luna de su piel, el sol de su sonrisa, subieron al cielo. Su risa formo olas de lágrimas en los mares. Su risa creo el viento, la brisa de su pelo bajo a la tierra.
Y se quedó esperando que apareciese algo más. Y entonces los vio. Los miro mientras se levantaba y empezaba a caminar. Les había esperado tanto tiempo sin saber lo que esperaba.
Pero no podía acercarse, porque ya no era nada. Aun así sus ojos le observarán desde el cielo, su sonrisa le iluminaria, sus palabras le susurrarían al oído... y ellos no entienden lo que quiere decir.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Sueños agridulces.

Así dormida, con los ojos cerrados, incluso parece feliz. El sol calienta su cara, se le dibuja una media sonrisa. ¿Soñará? Seguramente solo sueñe con estar entre sus brazos. Y es más que suficiente para esbozar una sonrisa. No se mueve. Solo se percibe el movimiento de subida y bajada de su pecho. Respira pausadamente. Los rayos del sol entran por la ventana abierta, cálida tarde de primavera. Desde fuera se oyen risas, el canto de un pájaro o dos. Y ella va terminando de soñar. Sus párpados tiemblan de una forma casi imperceptible y comienzan a abrirse.
Mira la luz de sus ojos, ha soñado con él. mira como se apaga, al mirar alrededor y no encontrarle.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Pain.

Prefiero sentir dolor todo el tiempo que no estas conmigo, que no sentir nunca tus abrazos.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Ábreme los ojos.

Pasó lo que tenía que pasar.
Pasaste.
Caminando.
A mi lado, sin mirarme siquiera.

Cierro los ojos para no verme sin ti.
Cierro los ojos para no verte con otra.
Cierro los ojos porque es más fácil que ver,
es más fácil que verte tan lejos,
porque así es mas fácil imaginar que sigues a mi lado.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

De todo a nada.

Puede que un día me tope con que mi todo ya no es nada. Un día despertaré y me daré cuenta de que llevo días sin hablar contigo. De que no recuerdo la última vez que me dijiste te quiero. Mirare mi móvil y no habrá mensajes tuyos.
Y tú, ya lejano ahora,ya demasiado distante, habrás desaparecido.

martes, 10 de noviembre de 2009

Lejos.

Tan lejos tu boca de mi boca que no siento tus suspiros.
Tan lejos mi mano de tu mano que no noto su roce.
Tan lejos que no oigo tu risa.
Tan lejos que no encuentro tu mirada.
Lejos.
Tan lejos que ya ni lo recuerdo.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Me llena de ti.

Palabras que al fin y al cabo son solo palabras. Que todo lo que me susurras en sueños al oído, queda en nada.
Busco mi pupila en tu pupila y tú apartas la mirada.
Te diría que no te amo y mentiría.
Te diría que mis segundos ya no los ocupas, que mis lágrimas ya no te las dedico.
Y mentiría.
Mentiría porque es más fácil que confesar que cada melodía, cada palabra, cada gesto, cada lugar... me llena de ti.

martes, 3 de noviembre de 2009

Tú.

Salí del instituto con la mochila llena de libros y la cabeza llena de chorradas. Preferí no ir en bus. Caminé. Di un rodeo para pasar por el parque, necesitaba oxígeno y soledad. Me encaminé hacia mi árbol preferido con la intención de sentarme debajo y poder pensar tranquilamente en ti. Solo en ti. Siempre en ti. Y entonces te vi. Miento, primero te oí. Escuche el sonido dulce de tu guitarra. Tocando precisamente esa canción. No podía ser otro. Pero era imposible que fueses tú. Y allí estabas. Bajo aquel enorme castaño. Tu cara iluminada por uno de los pocos rayos de sol que se filtraban entre las ramas. Sonreías. Me sonreías. Tus ojos marrones brillaban. Tu pelo castaño ocultaba parte de tu frente.
Me acerque despacio, sin atreverme a hablar. Seguías tocando. Deje la mochila y me senté en la hierba, a tu lado. Cerca, pero aun demasiado lejos. Dejaste de tocar. Los últimos acordes flotaron dulcemente en el aire unos segundos eternos. Apartaste la guitarra a un lado y te tumbaste, y me invitaste a hacer lo mismo. Y lo hice. Y me abrazaste. Y te abracé.
Y entonces desperté. Qué duro es despertar tan lejos de ti.