lunes, 23 de noviembre de 2009

Big Bang

Tenía todas las estrellas del firmamento en la pupila. Tenía la luna en cada poro de su piel. Brillaba el sol en toda su sonrisa. Las olas del mar chocaban en su risa. El sonido de las hojas de los árboles, mecidas por el viento, se atisbaba entre las palabras que pronunciaba. En su pelo se enredaba la brisa.
Cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día... Se le hacían demasiado largos. Trataba de ver a su alrededor, intentaba gritar. Pero no había nadie que escuchase. No había nada.
Y pasaron años, pasaron siglos.
Y lloró. Sin saber porque. Y sus lágrimas formaron todos los océanos.
Y un día no pudo mas. En un estallido de rabia, las estrellas de sus ojos, la luna de su piel, el sol de su sonrisa, subieron al cielo. Su risa formo olas de lágrimas en los mares. Su risa creo el viento, la brisa de su pelo bajo a la tierra.
Y se quedó esperando que apareciese algo más. Y entonces los vio. Los miro mientras se levantaba y empezaba a caminar. Les había esperado tanto tiempo sin saber lo que esperaba.
Pero no podía acercarse, porque ya no era nada. Aun así sus ojos le observarán desde el cielo, su sonrisa le iluminaria, sus palabras le susurrarían al oído... y ellos no entienden lo que quiere decir.

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