miércoles, 20 de octubre de 2010

Silencio.

Mi mundo quedó reducido a silencio.

Un silencio que ensordecía cualquiera de vuestros gritos, vuestras risas, vuestros llantos...

Me tiraba al suelo apretando las manos contra los oídos para dejar de escuchar aquel silencio.

Me desgañitaba cada una de mis cuerdas vocales, gritando como si me fuera la vida en romper aquel silencio.

Veía aquel silencio.
Era capaz de olerlo.
Podía tocarlo.

El silencio era todo, todo era silencio.

Y después sonó tu nombre.
Atravesó y desgarró mi silencio como una bala.

Tu nombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario